La Philía epicúrea. Preludio 16

Posted by Carnets

***
2.2. Sentencias Vaticanas (SV) –Gnomologium Vaticanum (GV)-

Comenzaremos la revisión de estos fragmentos con la SV 23 (GV XXIII)[1], importante apotegma que describe los dos aspectos fundamentales de la philía, y seguiremos con algunos de los fragmentos que conforman la colección del Gnomologium Vaticanum (G. V.) que consideramos de especial relevancia para la cuestión que nos ocupa.

SV 23:
Toda amistad es preferible por sí misma; aun cuando su principio lo tuvo del favor.
La sentencia nos enuncia que “toda amistad es por sí misma (di’ heautèn) digna de elección (haireté)”. He aquí un principio que a primera vista puede chocar con el carácter entre “materialista” y “utilitarista” que se le ha atribuido a la doctrina.
La amistad, de hecho, es un fin que no requiere de algo más para validarse, ya que ella misma consuma un provecho para quien la realice. Ahora bien, ya hemos observado que la ética epicúrea es sobre todo un sistema de principios de conducta que orienta a una práctica de continuo discernimiento. Por consiguiente, no nos sorprende tanto la tendencia a poner de relieve de la philía su especial mérito ante cualquier posible ponderación respecto a los modos en que podrían desarrollarse las relaciones sociales. El epicureísmo ha recalcado, sin duda, la necesidad de la comunidad, el provecho de la seguridad y la ventaja de la afinidad en los vínculos. Aun más, la philía será concebida como la dehiscencia de la recíproca confianza o, de otro modo, como el deleitoso fruto de la comunidad basada en el fiel cuidado de la convivencia segura, el afecto y la mutua gratitud (kháris). Al respecto, cabe insistir aquí que en esta máxima, según nuestra opinión, se asevera una base para los siguientes fragmentos, los cuales describen luego la gradual manera en que se conforma el enlace amistoso.

Resulta también importante señalar que, en lo relativo a la SV 23, ha habido todo un debate a partir de las distintas lecturas del texto original (Pâsa philía di’ heautèn haireté arxhèn dè eílephen apò tês opheleías), las que varían según se lea “haireté” (preferible) o “areté” (excelencia o virtud). Los cambios no corresponden sino a una letra, y no modifican mucho el sentido, pero nuestro criterio se inclina, indudablemente, por la primera versión, traduciendo “toda amistad es preferible por ella misma” (tal como hacen, más o menos: Solovine, Festugière, Arrighetti, Gigon y Diano, entre otros.), precisamente conectando coherentemente esta primera parte (pâsa philía di’heautèn haireté) con el segundo aspecto (arkhèn dè eílephen apò tês opheleías) que remarca la máxima (literalmente: aun cuando su principio lo tuvo en el favor). En este sentido, nuestra opinión no concuerda del todo con la observación de Jean Bollack[2] cuando alude a opheleía (favor) como finalidad de la amistad, y sostiene además que tanto la utilidad (Solovine, Arrighetti) como la necesidad de una ayuda (Festugière), son los motivos principales de una relación concebida bajo el enfoque de un utilitarismo morigerado, comprendiéndose; o bien, que cualquier forma de amistad sería aceptable, al otorgar siempre un servicio indispensable; o bien, incluso que Epíkouros reducía el carácter primordialmente utilitario de la relación, al reconocer en ella cierta trascendencia y valorar la tendencia a la amistad como una instancia mediadora con una especie de plenitud supraindividual semejante a aquella a la que conduce el éros platónico. Si se aplicara ese esquema interpretativo al texto epicúreo, no quedaría, al explicar la segunda parte de la máxima, más que ver allí una simple restricción “utilitarista” aportada por la regla universal esencialista: di’heautèn. A la supuesta contradicción (entre di’heauèn y opheleía), oponemos que la amistad radica en el favor concedido y predispone a un cultivo del beneficio recíproco. Así pues, esta sentencia enuncia los dos momentos fundamentales de la doctrina de la amistad (el beneficio de la concesión recíproca de favores y su cultivo digno de elegirse como práctica habitual). Sin amistad, pues, no hay felicidad: como dice la K.D. XXVII (sentencia en que resuenan ciertas afirmaciones de Demókritos). La philía es ventajosamente el mayor bien que da la sabia convivencia en vista de la felicidad. Por otra parte, la amistad no tiene, en relación a la plenitud con que se ilustra la felicidad, una función instrumental, a la manera de un simple medio: en ella se realiza cabalmente lo mejor de la naturaleza humana. En esta medida, es ella “preferible por sí misma” (di’autèn haireté), porque es la versión práctica de la sabiduría, un logro que invita a ser celebrado y consagrado.

Ahora bien, conviene recordar que el principio (arkhé) de la amistad se consolida a partir de la sensible utilidad, tanto por el mutuo servicio que los hombres se prestan en ella (concorde y fielmente) en la construcción y enriquecimiento de la existencia y sus condiciones, como también por la benéfica satisfacción del requisito esencial de la seguridad. En esta línea, celebran la amistad las SV 13, 39 y 52 (G. V. XIII-XXXIX-LII).

Finalmente, en cuanto a la génesis de la amistad se debe tener presente el pasaje en que Diogénes Laértios se refiere al mismo asunto[3]: la amistad a través de la utilidad (dià tàs khreías); en efecto, es necesario que haya comenzado anticipadamente; tal como (para una posterior cosecha, sembramos y cultivamos la tierra); ya que ella se hace consistente (synístasthai) con arreglo a la comunidad en aquéllos que ya se han colmado de placeres (katà koinonían en toîs taîs hedonaîs ekpeplerom<énois>” (X, 120 b = 540 Us.).

[1] Antes de la SV 23, hay, en especial, una sentencia que consideramos relevante para la caracterización de la philía epicúrea. Se trata de la SV 21 (GV XXI), en la que se enuncia lo siguiente: No hay que violentar la naturaleza, sino persuadirla: la persuadiremos satisfaciendo los deseos necesarios, y también los deseos naturales si no son dañinos, pero rehusando acerbamente los dañinos. Esta máxima viene a complementar ciertos puntos que ya hemos destacado, como son la relación entre la amistad y el discernimiento de los deseos, acompañado de la procura recíproca de satisfacción.

Es la physiología epicúrea la que enseña que nuestra guía de conducta se da en la naturaleza (phýsis) y que por la ingerencia del ámbito de nuestra potencia imaginativa (la repercusión de diversas membranas corpusculares (eídola)), toca discernir adecuadamente lo cierto (enargés) de lo vano (kenós), según el criterio de la inmediata sensación (aísthesis). Queda señalado, en consecuencia, lo conveniente y lo oportuno de la satisfacción de un deseo (aparecido sensiblemente como carencia –éndeia- e impulso –epithymía-) cuando refiere a imágenes que no son dañinas.
Por otra parte, la contraposición tópica entre violencia y persuasión refuerza la triple distinción entre deseos que pueden ser: naturales y urgentes, naturales y no urgentes, o bien, no ser naturales, sino vanos o inciertos). En efecto, los deseos dañinos (blaberá) son los deseos ni naturales ni necesarios, que no tienen su fundamento en la naturaleza misma. Por tal motivo, al ejercer fuerza el individuo sobre ellos, no es que se violente la naturaleza y su ingerencia en nuestra sensibilidad, sino que el cuerpo se protege de lo que el epicureísmo llama “vana opinión” (kené dóxa), aludiendo a la representación mental de una fantasía que desespera de un límite del que de suyo carece. Los amigos, justamente, realizan esta operación en compañía al cuidar mutuamente de la plenitud (makariótates) de sus vidas, es decir, al filosofar juntos. Cf. C.M., 135. Refiero al comentario de esta cita del profesor Pablo Oyarzún que aparece en la investigación Un estudio sobre el epicureísmo en el horizonte de una teoría de la experiencia, Proyecto de Fondecyt número 97/1139.

[2] Cf. J. Bollack, Op. cit., p. 224.

[3] Kaì tèn philían (scil. gígnesthai) dià tàs khreías deîn méntoi prokatákhesthai kaì gar tèn gên speíromen synístasthai dè aútén katà koinonían en toîs taîs hedonaîs ekpeplerom<énois> (Diogénes Laértios, X, 120 B (= Fr. 540 Usener).

This entry was posted on 01 abril 2009 at 21:13 . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

0 comentarios

Publicar un comentario