***
Según las escuelas estoicas y epicúreas, sólo quien es sophós o sophé alcanza la felicidad (makariótate o eudaimonía) de una vida íntegra (a la que se le afirma con gratitud y confianza).
Contra quien ha alcanzado sophía, como tal, nada pueden los avatares de la fortuna o suerte (se trata de una paradoja socrática que escuelas sectas aceptan).
Contra quien ha alcanzado sophía, como tal, nada pueden los avatares de la fortuna o suerte (se trata de una paradoja socrática que escuelas sectas aceptan).
Ambas escuelas conceden también prioridad a la autarquía (que significa: un bastarse a sí mismo, un contento de sí, un autodominio o autocontrol y un amor propio, de tenor mesurado, capaz de discernir siempre lo que le es un mínimo necesario –lo que sacia- y lo accesorio –a lo que se está dispuesto a renunciar, regalar u ofrendar-).
La autarquía en los epicúreos parece más razonable y accesible que la que se asocia a los estoicos (más dura, ruda y hasta dolorosa a veces).
El sophós es justamente el humano más semejante a los dioses (cuando cada dios es theós).
La autarquía en los epicúreos parece más razonable y accesible que la que se asocia a los estoicos (más dura, ruda y hasta dolorosa a veces).
El sophós es justamente el humano más semejante a los dioses (cuando cada dios es theós).
This entry was posted
on 27 marzo 2009
at 5:03
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.