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Un comentario: sería conveniente recordar un dato y desarrollar un estudio al respecto: la importancia de la memoria (y la mnemotécnica o técnicas de cultivo de la memoria) para Epíkouros y antiguos epicúreos como Metródoros (de quien se ha destacado una memoria extraordinaria, capaz de memorizar textos muy amplios de una sola ojeada). La memoria se dice mnéme en griego.
Lo que persiste en la memoria (mnéme) sería lo que no muere. Y lo que puede dar la inmortalidad es el vínculo o la orientación de una congregación de memorias. La tradición epicúrea (un relevo de las memorias en veneración y conmemoración de los amigos que han sido y se preservan como “inmortales”).

Para ponderar correctamente hay que agregar y vincular los textos de la carta a Idomeneo y el testamento (a los discípulos), en D. L., X, 16-21.

Para Epíkouros: nunca hay solo un dios (el monoteísmo sería siempre insano y despótico).

Hay, ciertamente, dioses (plurales, diversos, relativos). Son dioses los naturales, los que (nos) han procurado beneficio al ser venerados; los que no dañan; los que persisten como “imagen de placer” (algo perfecto e imperecedero) a los ojos de quienes se fijan en ellos.
El epicúreo preserva en la memoria la imagen: del sabio, del amigo, de lo divino.