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Experiencia filosófica fundamental: -Las imágenes que pueden servir de ejemplos son varias: en Epíkouros: el pan y el agua cuando han saciado el hambre y la sed; las pasadas conversaciones agradables con el discípulo Idomeneo; la veneración de lo divino (asociado por otros a una imagen). En Lucretius: el inicio del segundo canto: lo que es suave: ver a los lejos las gentes persiguiendo objetos vanos, luchando, contendiendo en guerras, naufragios; la descripción del pánico en la situación de una epidemia de peste; la descripción de los enamorados ciegos que se obstinan en sufrir una ansiedad de poseer y una manía de amor. Mientras uno, en sí, no ha dado lugar a eso.
Esa serenidad que se obtiene por ver distante lo terrorífico de los hombres. Hay que estudiarlo. Quizá en la obra de Quignard, el sexo y el espanto.
Lo tanático tiene sus antecedentes: melancholía, taedium vitae, la acedia, spleen, l’ennui, el hastío, la náusea, Sorge.
Lucretius: promueve una lucidez, indiferente a lo que uno no siente en carne propia (y sólo capta sin afecto directo): es el otear lo tanático. La lucidez del sensualismo lucreciano. La pregunta atingente. ¿Qué es lo que perdura y trasciende en la sensualidad destacada por Lucretius?
Una reacción contra lo agresivo: otear lo tanático, luego pasar (o “volver la mirada que sólo dice sí”, empleando palabras de Nietzsche).
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on 26 marzo 2009
at 4:40
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