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-El (párrafo) final de la carta a Meneceo (D. L., X, 135): hoja 135.
El texto es así:
“Estos consejos, pues, y los afines a ellos (taûta oûn kaì tà toútois syngenè), medítalos en tu interior día y noche (meléta pròs seautòn heméras kaì nyktòs) contigo mismo y con alguien semejante a ti (<kaì> pròs tón hómoion seautoî), y nunca ni despierto ni en sueños sufrirás perturbación (kaì oudépote oúth’ hýpar out’ ónar diatarakhthései), sino que vivirás como un dios entre los hombres (zéseis dè hos theòs en anthrópois). Pues en nada se asemeja a un mortal (outhèn gàr éoike thnetoî zóoi) el hombre que vive entre bienes inmortales (zôn ánthropos en athanátois agathoîs)”.
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¿Qué implica el “vivir entre bienes inmortales?
Partiré por señalar: el hacerse el hábito de asociar “muerte” y “nada”: en la muerte: sin sensibilidad”.
“Thánatos = methén”.
No
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on 26 marzo 2009
at 5:36
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