Hipótesis sobre la comunidad amorosa

Posted by Carnets

El motivo en los individualistas de la comunidad (la actitud erótica en la koinonía epicúrea).
Cada cual (phílos o phíle) que filosofa en el kêpos busca la autarquía y procura un trato justo y comparte placer en una congregación que se vincula por afecto, desde un principio que cuida de la fidelidad, la confianza y la gratitud (recíproca).
Hay consecuente disposición a satisfacer requerimintos eróticos en un marco de respeto, franqueza, seguridad y amistad.
Se manifiesta de manera discontinua un impulso, una erótica necesidad (epithymía). Conviene aplacarla (dentro del marco amistoso y grato, como un favor entre amigos lúcidos respecto a sus afinidades).
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Los individualistas (de ellos, cada cual quiere llegar a ser sophós) no quieren codificar el amor en un sentido o en otro. Tratan la cuestión sexual como un capítulo de historia natural, algo que merece discernir, aclarar, coordinar.
Después de haber demostrado que el amor -éros- era tan analizable como cualquier otra facultad humana, reivindican para cada uno la absoluta facultad de adherirse a la tendencia amorosa que pueda responder mejor a su temperamento, favorecer su desarrollo y corresponder a sus aspiraciones.

Así, pues, los constituyentes de una pareja dada pueden permanecer unidos toda su vida a la costumbre monógama, como una puede practicar la unicidad y la otra la pluralidad. Puede suceder que, después de cierto tiempo, la unidad en amor aparezca preferible a la pluralidad, y viceversa.
La existencia de experiencias amorosas simultáneas puede comprenderse tanto mejor cuanto que de experiencia a experiencia los grados de sensación morales, afectivas o voluptuosas, varían a veces hasta el punto en que puede deducirse que ninguna se parece a las que la precedieron o se siguen paralelamente. Son solamente cuestiones individuales, y nada más. Tal es el punto de vista individualista.

La libertad sexual implica una serie de variedades adaptables a los diversos temperamentos amorosos o afectivos: constantes, volátiles, tiernos, apasionados, voluptuosos, etc. Y reviste una multitud de formas, variando desde la monogamia simple a la pluralidad simultánea: parejas pasajeras o duraderas; hogares de más de dos, poligínicos-poliándricos; uniones únicas o plurales, ignorando la cohabitación; afecciones centrales basadas sobre afinidades de orden más bien sentimental o intelectual, en torno de las cuales gravitan amistades, relaciones de un carácter más sensual, más voluptuoso, más caprichoso; no miran los grados de parentesco y admiten muy bien que un lazo sexual pueda unir también parientes muy cercanos; lo que importa es que cada cual encuentre en ello su parte; y, como la voluptuosidad y la ternura son aspectos de la alegría del vivir, que todos vivan con plenitud su vida sexual o sentimental, haciendo dichoso a otro en torno suyo. El individualista no desea otra cosa.

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