Hipótesis sobre la comunidad amorosa.

Posted by Carnets

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Una hipótesis sobre cómo se viviría lo erótico en la comunidad amorosa de los antiguos epicúreos, la congregación de helenos en el kêpos de Athénai.
El impulso erótico estaría orientado por el afecto amistoso (la philía):
el querer bien a otro (amigo y amiga).
Cito una declaración de cómo se experimenta ese querer a la amiga.
En una amistad erótica, según el enfoque epicúreo.
Querer bien es querer seguridad, placer y autarquía para aquél o aquella a quien se quiere.
Querer afinidad es la forma fisiológica, plácida y sencilla del afecto.
Querer así es algo moderado; menos que eso sería un breve capricho, la complacencia egoísta de un rato, que llega, usa y pasa; mayor en su demanda es la manía celosa y obsesiva (éros se asociaría a una enfermedad, la espantosa inquietud -frigida cura, según escribe más tarde Lucretius-).

Querer (simpatizar, procurar placer, perdonar) es una mezcla de voluptuosidad, de afecto y de inteligencia (que discierne lo placentero para el otro), en proporciones que varían, según los individuos que se quieren.
En conclusión, “querer bien” (tender al placer de otro) me parece que es lo que debería bastar a la satisfacción afectiva de la (pobre)especie humana.
Así es que cuando digo: "quiero bien para ella", significa: la quiero por respeto a ella y por los efectos en mí.
Si es que la quisiera sólo para mí, por los goces que me da, por el calor que me ha aportado, debería decir, con más exactitud, que es a mí que me quiero bien.
Sería un afecto insólito, pero egoísta como el afecto que tenemos a nuestros pulmones, a nuestro estómago, a nuestra piel por los servicios que nos prestan, por la necesidad que de ellos tenemos; como el afecto que se siente para las flores recién cortadas y puestas en agua sobre nuestra mesa; como el afecto que decimos sentir para con los canarios cuando cantan bien en su jaula.

La quiero bien; por eso deseo todos los fugaces momentos de felicidad y todos los días serenos que le sea posible encontrar. Y como ni soy toda ni gran parte de la felicidad para ella, me complazco también en sus afectos pasados, en los presentes, y en los futuros.
Lejos de atormentarme con celos retrospectivos, hablo con ella voluntariamente de los amores que han ocupado tanta parte de su vida y procuro conservarlo en su memoria, resucitar sus emociones.
Amo a aquellos dos seres extintos que tanto amaron a mi amiga, y tanto fueron por ella amados. Con quien conservo un poco de antipatía es con aquel tercero que rápidamente pasó en la vida afectiva de ella. Y la conservo así porque no era digno de ella, porque no la quiso lo suficiente, porque no fue lo suficientemente amado. Porque, en suma, aportó pocos momentos de felicidad a la vida de la amiga. Amo a su amigo (quien al procurar lo placentero para ella, se vuelve un afín a mí), porque sé que ella lo ama profundamente y está orgullosa de su amor. He ahí por qué –antes de comenzar nuestra relación–, cuando temía que el dolor de su amigo pudiera ser incurable, le dije con firmeza y sinceridad: –"Oye; si mi afecto pudiese impedir el tuyo preferiría no involucrarme con ella".
Philía erotiké. Una benevolencia gozosa, sensual, generosa, liberadora y (en cuanto puede) basada en un mínimo de demandas.

This entry was posted on 28 abril 2009 at 13:52 . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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