Poética de la lucidez:
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La lucidez no sólo mira afuera.
El desmontaje de la lucidez tiene como cima la observación de sí mismo.
Lúcido ante el espejo. (...Morir ante un espejo -afirmó Baudelaire).
Un rito, algo usual y mecánico, una entrada al rebaño de corderos, la liturgia:
La liturgia congénita de mirarme al espejo.
Cuál es el aspecto de uno mismo una vez desprovisto de excusas.
Con la cara de siempre, el mismo aspecto -cordero estupefacto.
***
Ante el espejo hay un orgullo:
Conciencia (...) de estar vivo y respirando.
Ante el espejo, un exabrupto como comentario:
¡No hay derecho!
Ante el espejo: ¿cuál es la operación, la función, la revelación o epifanía?:
Descubrirme in fraganti con peineta y dentrífico.
***
Un hábito, parte de la rutina (¿acaso la sombra del poema?).
Esta vieja costumbre en consecuencia (...)
de amanecer cansado cada día.
***
Comentarios:
-preguntas: ¿con qué objeto? ¿qué sabes?
-una burla (para sí mismo): no asienta esa conducta (querer ser consciente, jactarse de consciencia) en mansa bestia.
***
¿Pero por qué seguir?, ¿qué se pretende?
Acá el sarcasmo y las burla se presentan a un tiempo:
...no tolero:
la plena autonomía de mis gestos
y la fidelidad de mis zapatos.
Una fidelidad me condena.
Una autonomía me esclaviza.
La mirada lúcida no puede impedirse de reír ante las paradojas (sabiamente contradictorias).
Gracias sean dadas a los dioses. No hay lucidez sin humor.
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on 03 enero 2010
at 13:14
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